miércoles, enero 22, 2014

Colegiala, Osamu Dazai

Trad. Ryoko Shiba y Juan Fandiño Impedimenta, Madrid, 2013. 272 pp. 19,95 €

Verónica Aranda

Osamu Dazai es uno de los escritores modernos más queridos en Japón, un país que ama a los héroes trágicos. Maestro de la novela del yo (watakushi shoshetsu), la biografía de Dazai es indisociable de su obra. De carácter atormentado, llevó una vida al límite, donde no faltaron las penurias económicas, la adicción al alcohol y a la morfina, una estancia en un psiquiátrico, lances amorosos variados, fama y decadencia...Tras cuatro intentos de suicidio, acabó lográndolo a los 39 años junto a una amante; ese doble suicidio, tan tradicionalmente japonés.
Dazai pertenece a esa generación que surge como reacción y huida de la Segunda Guerra Mundial, los denominados “Burai ha”, un grupo de escritores inconformistas que tiene como pilares el nihilismo, el sarcasmo y la no adscripción ninguna escuela. Es la época en que se desmoran los valores familiares en Japón, como bien refleja Dazai en Ocho escenas de Tokio, que rescató la editorial Sajalín. De este libro sorprende su desgarro narrativo y la crudeza de sus argumentos. Está compuesto de delicados retratos del Tokio de su época y sus habitantes, que se debaten entre la modernidad-que implica también independencia-y una tradición casi feudal.
Colegiala, editado recientemente por Impedimenta, fue escrito por Osamu Dazai en la plenitud de su carrera y se compone de catorce relatos, todos protagonizados por mujeres. En primer lugar, sorprende el conocimiento de Dazai del universo femenino. Muchos de los cuentos poseen un tono confesional, como el de la muchacha que comete un robo por amor. En otros, emplea el autor con maestría el monólogo interior. Es el caso del relato que da título al libro, que gira en torno a los pensamientos que pasan por la cabeza de una adolescente japonesa de posguerra, con todas sus dudas y problemas de identidad. En cierto modo, todos estos cuentos tienen el tono testimonial de una generación que quedó tocada por la Segunda Guerra Mundial, y no dejan de lado el contexto histórico, como Ocho de diciembre, donde la protagonista va registrando a modo de diario todo lo que hizo y pensó el 8 de diciembre de 1941, el día que Japón declaró la guerra a Estados Unidos y al Reino Unido.
A través de un estilo poético y muy depurado que recuerda por momentos al de Akutagawa —de quien fue discípulo—, Dazai relata con naturalidad pequeños acontecimientos cotidianos que suceden a personajes insignificantes e introspectivos. Son relatos de fracasos personales interiores, pero también de mujeres que dan importancia a cada instante vivido y extraen poesía del día a día: Todo a lo que aspiramos es a disfrutar de la belleza de cada momento. Idolatramos la vida. El tacto de la vida, declara la protagonista de Colegiala. El autor rompe con todos los tópicos del pudor nipón y la no expresión de los sentimientos. Así, los relatos, cobran un cierto matiz oscuro y morboso, casi de confesión prohibida, donde no falta el despecho y el sentimiento de incomprensión frente a unos maridos siempre ausentes, por lo general artistas, escritores y perdedores, que no salen muy bien parados. Hay pasajes sugerentes de gran tensión narrativa. Es interesante cuando se cuestionan los valores tradicionales frente al deseo de autonomía, como en el relato titulado Chiyojo, en el que una niña prodigio sufre la presión de la sociedad que cuestiona y debate si una mujer puede escribir y explotar ese talento para alcanzar la fama o si, por el contrario, debe limitarse al cuidado del hogar y la familia. Igualmente simbólico es el último relato del libro, en el que una señora lleva hasta tal extremo la cortesía y la hospitalidad que pone en riesgo su salud y su vida.
En definitiva, Colegiala se impregna de la magia de lo cotidiano, al tiempo que se sumerge en los recovecos de la conciencia femenina, reclamando un papel más visible y activo para la mujer japonesa moderna. Un libro de relatos exquisitos del denominado Dostoievski nipón, un hombre que se aferró a la literatura para reparar la ofensa que es la vida.

1 comentario:

Menetetty. dijo...

¡¡Muchas gracias por la reseña!! Hace poco compré "Indigno de ser humano" y estaba buscando más literatura de Asia cuando me encontré con esta entrada. Te sigo desde ahora :) un abrazo